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Cannabis para tratar enfermedades de la piel

¿Sabías que el sistema endocannabinoide esta presente en todos los órganos de nuestro organismo?. También se encuentra en la piel y es la parte del cuerpo que tiene mayor cantidad y concentración de receptores CB2.

Cada vez son más personas que tratan las reacciones alérgicas de la piel mediante derivados de la planta. La experiencia de los usuarios es satisfactoria y extiende las posibilidades de aplicación de tratamientos con cannabis. En la publicación de hoy te informamos como la cannabis ayuda como fito-terapia complementaria en el padecimiento de enfermedades crónicas de la piel (dermatitis).

El alivio

Los preparados de cannabis han demostrado que alivian los síntomas de enfermedades crónicas de la piel como el eczema y la psoriasis. Parece que el sistema endocannabinoide (SEC) juega un papel importante en la regulación de varios procesos clave implicados en la inflamación. Incluso puede que un desequilibrio del SEC sea una causa subyacente relevante.

Las enfermedades crónicas de la piel, como la psoriasis o el eczema (oficialmente conocida como dermatitis atópica) pueden ocurrir debido a influencias genéticas, ambientales o relacionadas con el estilo de vida, o una combinación de las tres. Se siguen desconociendo las causas exactas de muchos problemas epidérmicos, o no se han podido demostrar. La buena noticia es que se puede usar el cannabis de diferentes maneras para mejorar los síntomas de la mayoría de las afecciones crónicas de la piel.

¿Qué causa las enfermedades crónicas de la piel?

Entre los factores del estilo de vida que influyen y agravan las enfermedades cutáneas más comunes, se encuentran la obesidad, el estrés, la mala salud en general, una dieta pobre, fumar y el consumo de alcohol. Entre las causas ambientales, se incluyen los cambios de estación o del clima, en particular los relacionados con cambios drásticos en la humedad.

La psoriasis también puede afectar a las personas que toman ciertos medicamentos recetados (incluidos los bloqueadores beta, los AINE y el litio) o a aquellas cuyos sistemas inmunológicos se encuentran gravemente debilitados, como los enfermos de VIH. La prevalencia de la psoriasis varía enormemente entre países y se estima en alrededor del 2-4 % en los países occidentales.

Hay algunas afecciones cutáneas, como el granuloma anular, que tampoco tienen causas probadas científicamente, pero se sospecha que son una reacción a algo más que le ha sucedido al cuerpo. El granuloma es una respuesta inflamatoria que ocurre en los tejidos del cuerpo, en este caso, la piel, cuando intenta combatir una infección o protegerse de una sustancia extraña.

Los ejemplos de incidentes que pueden desencadenar un granuloma anular incluyen el desarrollo de otra enfermedad, lesiones en la piel, picaduras, incluidas las de criaturas venenosas, e incluso tatuarse.

En el caso del eczema, se propone la hipótesis de que los ambientes humanos demasiado estériles pueden contribuir al desarrollo de alergias en los niños. Además, se sugiere que la alergia al ácaro del polvo está relacionada con la enfermedad de forma evidente. Se estima que el eccema afecta a alrededor del 10 % de los seres humanos en diferentes grados. En algunas zonas, se cree que la prevalencia a lo largo de la vida llega hasta un tercio de la población y parece ir en aumento con el tiempo.

Síntomas de la dermatitis

Existen varias formas de dermatitis. Las dos formas más frecuentes son la dermatitis atópica o crónica (eccema) y la dermatitis de contacto o aguda (causada por el contacto directo con un alérgeno o irritante, que suele confundirse con el eczema). Por lo general, los síntomas van del enrojecimiento de la piel y la urticaria a la erupción de ampollas y lesiones en los casos más graves. Las ampollas y lesiones pueden supurar y formar costras que en última instancia pueden dejar cicatrices antiestéticas.

Los síntomas más comunes son la piel seca acompañada de un picor intenso. Las zonas más afectadas incluyen el cubital y la fosa poplítea (la superficie interior del codo y las rodillas, respectivamente), las muñecas, las manos y la cara. El eccema produce una gran debilidad, pero no es mortal. Sin embargo, en algunas ocasiones, se ha tenido constancia de que las infecciones resultantes han avanzado a través de la piel lesionada provocando víctimas mortales.

La infección causada por bacterias de estafilococos o estreptococos es muy común en el eccema. En raras ocasiones, puede provocar una infección generalizada y septicemia. Además, el virus del herpes simple puede infectar la piel dañada por el eczema y causar una enfermedad muy grave conocida como eccema herpético, que a su vez puede provocar una «superinfección» sistémica bacteriana e incluso la muerte.

Síntomas de la psoriasis

La psoriasis también se presenta en diferentes formas. La más común se conoce como psoriasis vulgaris o psoriasis en placas. Las «placas» a las que se refiere este término son las inflamaciones de la piel (a menudo más o menos circulares) y cubiertas por una sustancia con aspecto de placa de escamas plateadas. Estas placas suelen aparecer en los codos, rodillas, cuero cabelludo y en la espalda.

La psoriasis vulgaris afecta hasta al 90 % de los enfermos de psoriasis. Hay otras formas de psoriasis pustulosa, que provoca unos bultos o pústulas abultadas llenas de pus, acompañadas de picor y mucha sensibilidad. Generalmente, las pústulas aparecen en las manos y en los pies, o aleatoriamente por todo el cuerpo.

Una forma rara y potencialmente mortal de la enfermedad se conoce como psoriasis eritrodérmica. Esta enfermedad que produce una gran debilidad puede provocar inflamación y exfoliación de la mayoría de la piel del paciente.

La gravedad de la inflamación y la pérdida de piel puede ser tal como para que el control normal de la regulación de la temperatura y la función barrera se interrumpan irreparablemente, y pueda provocar la muerte.

Influencias genéticas en el eczema y la psoriasis

Se ha descubierto que los enfermos de eczema presentan variaciones en el gen FLG, que codifica la expresión de una proteína conocida como filagrina, que a su vez es fundamental para la regulación del estrato córneo, la capa más externa de la epidermis. La filagrina se une a los filamentos libres de la queratina y hace que se forme una matriz dentro de los queratinocitos de la epidermis.

Esta matriz dura e impermeable es la base de la «barrera» impermeable que forma la capa externa de la piel humana. Mantiene la piel hidratada tanto a través de la prevención de la evaporación como mediante la absorción de agua.

Asimismo, se cree que las variaciones en el gen FLG participan en otra enfermedad cutánea debilitante, la ictiosis vulgar, que hace que la piel adquiera una apariencia escamosa debido a la producción excesiva de queratinocitos.

La psoriasis, que también implica un exceso de producción de queratinocitos, está muy relacionada con la predisposición genética. Cerca de un tercio de los pacientes informan de antecedentes familiares que han sufrido la enfermedad. Se cree que varios genes interactúan para determinar la aparición de la psoriasis en formas que aún no se comprenden totalmente.

Se han encontrado en los cromosomas en torno a treinta y seis loci diferentes que corresponden a la susceptibilidad a la psoriasis. Los genes que se encuentran dentro de estos loci participan en la respuesta inflamatoria, y varios de ellos han estado implicados en otras enfermedades autoinmunes, además de la psoriasis.

Las enfermedades cutáneas crónicas y la respuesta inmune

Tanto el eccema como la psoriasis implican una respuesta inmune atípica. Se considera que la psoriasis es de naturaleza autoinmune, ya que no se produce debido a ningún alérgeno externo, sino a un mal funcionamiento del sistema inmune que hace que se ataque al tejido que previamente estaba sano.

El eccema es una respuesta generalizada a la presencia de alérgenos externos. No es una enfermedad autoinmune, aunque normalmente se presenta en individuos que sufren de otras enfermedades autoinmunes, y otras formas concretas de dermatitis tienen un componente autoinmune. Concretamente, el eccema y la psoriasis son enfermedades causadas ​​por la respuesta inflamatoria atípica.

La respuesta inflamatoria es una parte fundamental del sistema inmunitario. Tras la exposición inicial a un patógeno (o patógeno percibido en el caso de una enfermedad autoinmune como la psoriasis), los niveles de plasma de la sangre y las células blancas de la sangre (en concreto los granulocitos) aumentan y llegan a través del torrente sanguíneo hasta los tejidos afectados.

Estos fluidos se acumulan, causando la hinchazón característica. El aumento del flujo sanguíneo en la zona afectada causa el enrojecimiento y la sensación de calor y picor, y el dolor se produce debido a la liberación de compuestos que estimulan las terminaciones nerviosas.

El granuloma anular y los cannabinoides

El granuloma anular, como se ha mencionado antes, no tiene una causa establecida y, por desgracia, no se ha encontrado una cura. Los tratamientos tradicionales van de inyecciones de esteroides a la esperanza de que desaparezca por sí solo. Es comprensible que muchas de las personas que lo padecen no estén satisfechas con estas opciones.

Aunque todavía no se han realizado estudios específicos sobre el tratamiento del granuloma anular con cannabis, existen algunas pruebas de que los cannabinoides pueden ayudar a aliviar esta afección.

La angiogénesis (la formación y diferenciación de los vasos sanguíneos) está relacionada con afecciones inflamatorias y juega un papel importante en la formación de granuloma.

En 2018, se realizaron unos experimentos en ratas que concluyeron que los cannabinoides modulaban la función de los mastocitos, que son los principales responsables de la angiogénesis, reduciendo así la formación de granulomas.

En esta respuesta a la pregunta de un paciente, el Dr. Philip Blair aconseja la aplicación tópica de una tintura o aceite de CBD para tratar el granuloma anular (como siempre se recomienda consultar a un médico antes de comenzar cualquier tratamiento).

El aceite de semillas de cáñamo y las enfermedades de la piel

La aplicación de varios aceites y emolientes diferentes, tales como la vaselina, la cera de abejas, el aceite de almendras, el de oliva y varias preparaciones sintéticas, ha demostrado que reduce los síntomas de la psoriasis y la dermatitis. Como estas enfermedades se caracterizan por una piel excesivamente seca, los productos que pueden hidratar la piel y evitar una mayor irritación son fundamentales para su tratamiento.

En el eccema y la psoriasis, la piel seca se produce debido a la excesiva pérdida de agua transepidérmica, mientras que la inflamación persistente compromete la capacidad de la piel para actuar como una barrera y para regular la difusión y la evaporación.

Además de proporcionar humedad directamente, los compuestos contenidos en algunos de estos productos pueden ser la clave para controlar el desequilibrio que subyace a estas enfermedades.

Con el aceite de semillas de cáñamo y otros aceites naturales, se cree que la alta concentración de ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) reduce el prurito y la inflamación mejor que los productos hidratantes bajos en PUFAs. En concreto, se cree que el ácido linoleico puede resultar de interés, aunque también se están investigando otros PUFAs.

Los PUFA de la dieta y la humedad de la piel

Normalmente, los PUFAs están incorporados en la dieta. Hay pruebas que sugieren que el aceite de semillas de cáñamo en la dieta pueda aumentar los niveles de PUFAs en la epidermis y hacerlos más comparables al perfil de ácidos grasos encontrado en la piel normal.

En un estudio finlandés publicado en 2005, los investigadores compararon el aceite de semillas de cáñamo con el aceite de oliva y descubrieron que el aceite de semillas de cáñamo presentaba signos más significativos de eficacia contra el eczema.

Incluir el aceite de semillas de cáñamo en la dieta aumentaba los niveles endógenos de dos ácidos grasos esenciales (EFAs), el ácido linoleico (omega-6) y el ácido a-linolénico (omega-3)​​. Además, aumenta los niveles del PUFA no esencial, ácido gamma-linolénico (omega-6). Asimismo, se reducía la pérdida de agua transepidérmica, mejoraban los niveles subjetivos de sequedad de la piel y el picor, y disminuía la necesidad percibida de medicación entre los pacientes.

Aunque al parecer no se han realizado estudios específicos sobre la psoriasis con cáñamo, existen muchas pruebas anecdóticas y se han elaborado varios estudios que demuestran la posible utilidad de los PUFAs también en esta enfermedad.

Se ha establecido una relación entre las tasas bajas de psoriasis y el alto consumo de PUFAs del aceite de pescado en ciertas poblaciones (como los esquimales) desde hace algún tiempo, aunque en este caso se cree que dos PUFAs no esenciales, el ácido eicosapentaenoico y el ácido dihomo-gamma -linolénico, presentan un particular potencial en la reducción de los síntomas.

El aceite de semillas de cáñamo se compone principalmente de ácido linoleico y ácido a-linolénico. Por el contrario, se cree que el PUFA no esencial ácido araquidónico participa en el desarrollo de la psoriasis.

Proporción en la composición del aceite de semillas de cáñamo

A medida que sabemos más sobre los mecanismos implicados en la inflamación crónica subyacente, descubrimos que las enfermedades que afectan a la piel (una de las barreras anatómicas principales implicada en la respuesta inmune), como el eccema y la psoriasis, están estrechamente relacionadas con otra gran barrera, el tracto gastrointestinal (TGI).

Por lo tanto, puede ser que los problemas subyacentes a la absorción o utilización de los PUFAs en la dieta en el TGI también jueguen un papel en el desarrollo de enfermedades cutáneas crónicas.

Se ha observado que los perfiles de los ácidos grasos del aceite de semillas de cáñamo cambian dependiendo de la variedad; el ácido linoleico constituye hasta un 50-70 % del volumen total y el ácido linolénico (tanto alfa- como gamma-) el 15-25 %.

El contenido de ácido gamma-linolénico puede ser como máximo de 2,46 % o como mínimo de 0,80 %. A medida que comprendemos mejor las complejidades de los niveles de PUFAs y la salud de la piel, entendemos que los distintos cultivares o variedades cultivadas pueden resultar de utilidad para el tratamiento de diferentes enfermedades, o incluso pueden desarrollarse cultivares específicos para tal fin.

Los cannabinoides y la salud cutánea

Se ha podido demostrar que tanto el eccema como la psoriasis responden bien a los tratamientos ricos en PUFAs. Los PUFAs están muy generalizados y se pueden obtener de múltiples fuentes (aunque el aceite de semillas de cáñamo es una fuente abundante con una proporción generalmente favorable).

Por otro lado, los cannabinoides se encuentran casi exclusivamente en el cannabis. También han demostrado que tienen un efecto importante sobre las enfermedades crónicas de la piel. Se sabe que los cannabinoides participan en la regulación de la inflamación, y parece que esta puede ser la clave de su capacidad para tratar el eccema y la psoriasis.

Está demostrado que el tracto gastrointestinal (que, al igual que la piel, es una de las principales barreras físicas del sistema inmune) tiene abundantes sitios de receptores cannabinoides.

La piel y el sistema endocannabinoide

Una investigación de 2009 indica que la piel también tiene un sistema endocannabinoide propio, que ayuda a regular la producción de varias hormonas y proteínas (incluidas las citoquinas, que también participan en la respuesta inmune), así como diversos procesos celulares entre los que se incluyen la proliferación, la diferenciación y la apoptosis (muerte celular).

Por lo tanto, el desequilibrio de este sistema también puede ser responsable de la aparición de afecciones crónicas de la piel, como la psoriasis y el eczema. Desarrollar terapias específicas a base de cannabinoides puede ayudar a controlarlas.

En un estudio publicado en 2007, se demostró que tanto el THC, el CBD, el CBN, el CBG como la anandamida manifestaban un cierto nivel de eficacia en la inhibición de la producción de queratinocitos en la epidermis. Como el exceso de producción de queratinocitos está implicado en la psoriasis, estos resultados apoyan aún más la investigación sobre terapias a base de cannabinoides para el tratamiento de dicha enfermedad.

Incluso se han encontrado receptores cannabinoides en las fibras nerviosas más pequeñas que controlan los folículos pilosos; además se ha comprobado que los queratinocitos se unen y metabolizan la anandamida, el endocannabinoide más prolífico.

Con información de: sensiseeds